Mucho ha tardado TVE1 en darle un papel de presentadora a Ana Obregón. Y es que, a partir del sábado pasado, durante bastantes horas de la noche, aparecía esta señora ‘presentando’, junto a Mar Saura, Pablo Puyol y Josep Lobató, una nueva gala producida por otro de la misma ‘estirpe’, José Luis Moreno.
Si no teníamos bastante con tal elenco, la susodicha gala, bautizada como “Sábado Sensacional”, que nos hace retroceder décadas en la historia al igual que la política de recortes y austeridad del PP (partido político al que son simpatizantes muchos de los ya mencionados y lo que me quedan por mencionar), tenía un momentazo especial para los telespectadores: la actuación conjunta de Isabel Pantoja y su hijo Kiko Rivera.
Muy bien, dejando de lado que la señora Pantoja ha sido condenada por el blanqueo de capitales (y ya es mucho mirar hacia otro lado), hemos de reconocer que, nos guste más o nos guste menos, la señora tiene una trayectoria musical consolidada y sus fans le son fieles a más no poder. ¿Pero volver a sacar a ‘Paquirrín’ al escenario después de treinta años era necesario?
Este Kiko, que se cree un gran DJ y mejor cantante, volvió a quedar como lo que es: un simple hijo de mamá… y papanatas. Sin siquiera conservar el ritmo del tema que interpretaba su madre (en ‘playback’, por supuesto), apareció en escena ‘rapeando’ unas pocas frases para después ponerse detrás de una mesa de DJ a mover los brazos como loco… pues mezclar temas, mezcló poco (algo que debe ser habitual, no sé. Para mi bienestar mental ni pienso comprobarlo).
Una actuación intensamente larga que, para más inri, una vez finalizada, Obregón no dejó de alagar y el trío se vanagloriaban de aparecer por primera vez en televisión hijo y madre juntos ‘cantando’ su versión del tema ‘Debo hacerlo’ de Juan Gabriel.
Por favor, señores de la tele, avisen con antelación cuando aparezcan de nuevo semejantes personajes para que me dé tiempo a sacarme los ojos y me tapone los oídos si no soy capaz de cambiar de canal o apagar la tele antes de quedar hipnotizada ante semejante ‘espectáculo’.
[…] ejemplo más de lo impune que se cree la gente y lo fácil que es destrozar la vida al más inocente. Lo siento […]