¿Os habéis preguntado alguna vez porque al pintarnos las pestañas o la raya de los ojos dejamos la boca abierta? Y una vez que os lo digo, u os lo hacen notar otros, ¿intentáis mantener la boca cerrada y cuesta una barbaridad?
La respuesta es sencilla. Se trata de un acto reflejo de la musculatura facial al centrar nuestro esfuerzo en los globos oculares. Hablando en plata, cuando nos maquillamos los ojos o pintamos las pestañas, tenemos la tendencia de inclinar la cabeza de tal manera que nos quedamos mirando hacia arriba… Y al ponernos manos a la obra, nuestra concentración es tal, que los músculos del rostro se relajan y provocan que la mandíbula (también en estado de relajación) se abra sola.
Ahora que conocéis el motivo, intentad maquillaros los ojos manteniendo la boca cerrada. Comprobaréis que es harto difícil y, en el primer momento que de verdad estéis concentradas en vuestra labor, la boca se entreabrirá sin que apenas os deis cuenta.
De hecho, esto sucede en más ocasiones de las que pensamos. No es necesario que nos pintemos los ojos para quedarnos con la boca entreabierta. Basta, por ejemplo, con inclinar un poco la cabeza y mirar el cielo; al poco rato, cuando nos olvidemos de lo que nos rodea y nos centremos en su inmensidad, comprobaréis que ya tenéis la boca abierta de par en par :p
Foto | Jano Fistialli