El hierro de buena disponibilidad para el organismo lo encontramos en carnes (especialmente rojas), vísceras, pescados y mariscos. Entre sus fuentes secundarias están los huevos, legumbres, frutos secos oleaginosos (pistachos, nueces y almendras, entre otros) o desecados (orejones, uvas y ciruelas pasas o higos secos) y verduras de hoja verde.
El cinc está presente en las carnes, pescados, mariscos, huevos, cereales integrales y legumbres.
El selenio lo encontramos en las carnes, pescados, huevos, cereales, y algunos vegetales, aunque en menor cantidad (depende de la riqueza del suelo).
Fitonutrientes como las flavonoides
Se encuentran en la mayoría de vegetales, especialmente en las verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos.
Los prebióticos y probióticos equilibran nuestra flora intestinal, por lo que aumentan la resistencia a las infecciones y son altamente recomendables.
Los prebióticos son ingredientes no digeribles que mejoran la salud debido a que favorecen el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas. Entre los más conocidos se encuentran los fructo-oligosacáridos (oligofructosa e inulina), presentes de forma natural en alimentos como el ajo, cebolla, plátanos, tomates, puerros, espárragos, alcachofas, raíces de achicoria, etc.
Los probióticos son alimentos que contienen microorganismos vivos, cuyo consumo es favorable para la flora intestinal, ya que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas como Lactobacillus acidofilus y Bífidus. Algunos ejemplos son los yogures y otras leches fermentadas.
Imagen: uco
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