Toda mujer debe ser consciente de lo delicado que es su pecho así como de los cuidados que debe prodigarle para que esté perfecto, firme, sano, bonito y en su sitio. Existen cuatro reglas de oro que, aunque nos suenen, no siempre llevamos a cabo… y no debemos descuidarnos ni un ápice.
La primera y más importante es, sin duda, las visitas periódicas al ginecólogo cada seis meses o, como mucho, una vez al año. Y realizarnos, como no, las mamografías oportunas. Según las estadísticas de salud, el cáncer de mama es de los que mayor porcentaje de curación tiene y, si ayudamos a la prevención y a la obtención de diagnósticos precoces, mejor que mejor para conseguir un final feliz a este enfermedad.
La segunda regla se relaciona con la hidratación y cuidados diarios. Al igual que hacemos con la piel del rostro y el resto de nuestro cuerpo, el pecho también necesita estar hidratado. Puedes seleccionar un producto hidratante genérico o uno específico para el pecho, eso ya es decisión tuya. Debemos tener en cuenta el uso de protectores solares al tomar el sol, sobre todo si hacemos topless. Y no dejar de lado las cremas antiestrías para la prevención de su aparición en las épocas de riesgo -embarazo y adolescencia- así como cuando nos ponemos a dieta, ya que las variaciones de volumen favorecen su aparición.
La tercera regla está muy relacionada con las dos primeras. Consiste en automasajearnos de forma que, por un lado ayudaremos a que los cosméticos se absorban con mayor facilidad y, por otro, nos ayudará a mantener un control diario sobre cualquier posible cambio en nuestros senos. Antes, durante y después del periodo es frecuente que se inflamen los ganglios pero vuelven a su estado habitual de forma natural. En caso de notar algo extraño no lo dejes correr y acude cuanto antes al médico para descartar posibles problemas.
Por último, pero igual de importante que el resto, la elección del sujetador conforma la cuarta regla de oro. Es de suma importancia que esta prenda tan íntima mantenga sujeto el pecho… aunque no debe comprimirlo, pues si está demasiado apretado conllevará posibles problemas de drenaje, retención de líquidos y hasta puede producirnos dolores de espalda, hombros y cuello.
¡Quiérete, mujer!
Imagen: cloudfront